¿Qué pasaría si tuviera un changon en mis manos?, le llamaría
margarita y le tomaría suavemente como una caricia leve sobre su gatillo con mi
índice derecho, aceptaría gentilmente su culata con mi mano izquierda y descargaría
mis desazones en las piernas que se preparan en un Angulo de 45 firme, soltaría
las desesperanzas en un impulso maniático de halar, para entregar mis decepciones
y contrariedades en los perdigones de metralla que saldrían de la boca de mi
margarita; lo desencadenado seria una perfecta pieza de action painting en la
pared inmaculada de errores y contiendas, contendría una fuerza única que ni el
mismo Pollok en sus mejores épocas de 7 sentidos habría logrado, el rojo
vibrante escurriendo a la par de pedacillos de vísceras y huesos por todos los
rincones del alma, y la satisfacción de acabar con unos cuantos idiotas cómodos
y delirantes en su propia porquería de estatus quo, o aquellos que entienden de
la vida un golpe de suerte, o aquellos que prefieren la tranquilidad de lo
conocido a la aventura de vivir, o seguramente depositaria con impacto malevo
todas mis angustias en los patos del lago de montes, para después recoger sus
plumas y hacerme una almohada de restos y despojos … serian momentos alegres y
poderosos, tristes y trastornados, viles y conscientes, con una sonrisa en mi
rostro y una lagrima en el alma pero con la impacividad de soplar el cañón de
mi changon y decirle, ¡quieta margarita!
Tranquilos no tengo un changon, ni me creo asesino en serie,
ni soy malo ni vil, no tengo agallas como para matar a alguien, ni tengo huevos
como para sonreír mientras alguien agoniza con mi descarga, pero que bien seria
conocer a alguien tanto como al apuñalearlo, así como lo dice el guasón de
manera vehemente y desafiante; contener toda la pasión desgarradora en un solo
puñal con el que se arremete sobre la humanidad de él o ella, que solo sienta
el penetrar sutilmente hasta el hígado y el escurrir tibio de una gota por su
costado, susurrarle al oído: hola hermosa o tal vez … te dije que te iba a
encontrar y constreñir con un giro seco de la muñeca los intestinos de la víctima,
tal vez una lagrima de parte de él o ella o mía por la complicidad que implica
asesinarle de manera tan intima, la respiración que se acelera justo antes del
final, cual orgasmo sublime, de muerte y dolor y sollozos y cobardía y
angustias y dolores y perdones y olvidos y recuerdos y toda esa porquería que
nos han enseñado para entender lo que es sufrir y vivir …
Está bien lo reconozco no tengo un puñal ni el pulso tan
firme como para hacerlo, soy cobarde y simplemente me imagino como león, en el
perfecto asesino, impasible e inhumano, frio y calculador, con solo una planta
como compañía y tirantes que levanten mis pantalones hasta los tobillos para no
parecer más que un ser normal, pero no lo soy, no soy asesino ni frio ni
calculador, aunque algunos y más específicamente algunas lo crean, no soy bueno
ni malo, no soy yo quien creen, ni soy quien quiero, no soy feliz ni soy
triste, no soy amargado ni mágico, no tengo angustias verdaderas ni
conveniencias falsas, soy viento, no se mi forma ni quien soy pero sé que
existo y aun así quiero matarlos a todos, preciso a mi me toco ser como yo …
amo la humanidad pero me revientan las personas (Quino 2008).
¿Y qué tal si fuera una bomba la que solucionara todo
Dianita? Es tu idea, en realidad esa solución me la han dado dos personas más,
pero solo tu tendrías los pantalones y los ovarios para detonarla, así acabaríamos
con tantos prospectos de putas y e hijos de puta, de perezosos y farsantes que
no merecen la vida porque solo saben fumársela o tirársela entre los sofás de
una casa estudio, acabar con los que creen que la biblioteca es un lugar para
el sueño en vez de donde se alimentan los sueños, acabar de un solo impacto con
la putrefacción de la corrupción y de las deslealtades, dar por finiquitado el
existir de todos los que hemos amado y dañado y de los que se dedicaron a no
amar, de un solo click con tu pulgar sobre la carita feliz de nirvana, activarías
la explosión que me inmolaría con todos los desgraciados del existir … así me iría
feliz porque tuve una sonrisa de satisfacción en tu rostro …y claro abrazaría a
quien quisieras para asegurarnos que murió … y que al fin un día de estos
cuando me haya aburrido, los he matado a todos.