A de
leerse con este soundtrack de fondo http://www.youtube.com/watch?v=YNBOIASRPm0&list=PL367515EAA242DB80 y si se puede y no crea que es una perdida
de tiempo, después ver Rocknrolla por vigésima tercera vez:
En
los últimos días, en diferentes momentos y en encuentros con símiles humanos de
diferentes niveles de relación sentimental, personal y familiar, ha sido
recurrente el interrogante ¿cómo vas con la tesis? Que precede la sentencia
mental de: bien creciendo, cada día la veo mas repuestica. Existe, pero
haciendo alarde de mi estreñimiento mental no quiere salir.
¿A
que se debe tal situación? Hace poco tertuliaba de manera corta con un
compañero de letras y afujías, sobre la escases o nulidad de escritores capaces
para escribir nuestras tesis en nuestro lugar y así poder dedicarnos a leer mas
y por ende escribir sobre algo liberador , pues él, brillante, técnico,
analítico y asiduo lector y escritor de ficciones y realidades se encuentra en
la misma situación que yo, la tesis esta, pero no.
Las
razones son múltiples y variadas y seria una indelicadeza de mi parte asegurar
que el bloqueo de él así como el mío, en parte, surgió de un desamor, pero pues
que mas da, soy un indelicado y reconocería esa tristeza en cualquier mirada
que se me atravesara en una mañana de lunes en la universidad, así como
reconocería la chispa de esperanza que existe cuando le entra una llamada de
ella y no hay mas remedio que salir corriendo a su encuentro. No soy quien para
decir que esta bien o mal, pero querido amigo estas jodido, y así como me
aconsejaste no tocar Bokousky hasta
terminar la tesis, te aconsejo no tocar o volver a ninguno de los autores que
citare en este escrito hasta que termines tu propia tesis, ya que será la única
forma en que podamos publicar la revista de la que simplemente soñamos y claro
esta, no la toques a ella hasta terminar, siempre va a estar ahí, después que des
por finiquitada la tesis, para otra ronda de dolores, decepciones y toneladas
de escritos con influencia nadaista y cotidianidades Boloñiescas.
Si
bien este asunto del bloqueo me ha tenido en cierto nivel de preocupación,
también ha servido como instancia de análisis para el propio recorrido de mi
investigación en función de conseguir el grado de Licenciado en la Universidad,
así que me he dado a la tarea de hacer un análisis critico de corte
hermenéutico, enmarcado en la postura no positivista de la investigación
cualitativa de las ciencias sociales, acerca de: - ¿que me esta pasando?-
Esta
disertación, se entiende entonces en una revisión documental y teórica
especifica que intuyen el referente claro de mi situación, comenzando con la
idea de sistematizar mis pensares. Así que se decide para esta investigación
partir del interrogante que Foucault plantea en las palabras y las cosas
capitulo 7, Los limites de la representación; ¿a que acontecimiento o a que ley
obedecen estas mutaciones que hacen que, de súbito, las cosas ya no sean
percibidas, descritas, enunciadas, caracterizadas, clasificadas y fatigadas de
la misma manera y que, en el intersticio de las palabras o bajo su transparencia,
no sean ya las riquezas, los seres vivos, el discurso, los que se ofrezcan al
saber, sino seres radicalmente diferentes?(Foucault, 1987)
Foucault
establece interrogantes desde la historia natural, desde las ideas, desde el
mundo intangible del libre pensamiento, la arqueología que propone recorrer el
acontecimiento, según su disposición manifiesta será el pretexto implacable
para los soñadores, para los que creen en la fatalidad de la literatura cuando no
esta cargada de buenos sentimientos. “Por eso es que nos resultan tan
irritantes, acaso tan despreciables, aquellas ficciones – la autoayuda
disfrazada, las novelas de tesis - que
ejercen el proselitismo en cualquiera de sus formas: sentimos que violan un
acuerdo milenario entre el lector y el libro; sentimos que desnaturalizan esa
relación que, cuando mejor funciona, es para muchos de nosotros lo mas parecido
a la noción de que la vida tiene un sentido” (Vázquez, 2009).
Esto
entonces se entendería para los narradores del mal y entonces esta Cortázar un
moralista, consciente en todo momento de las dicotomías que proponen las
tormentas en pijamas, las catástrofes. Este sujeto responde a las preguntas de
Foucault en todas sus narraciones, pero en la Rayuela Capitulo 73 les da un
lugar donde habitar, les da humanidad, los incorpora a un mundo tangible, metaforiza
esta nueva mirada alrededor de un tornillo y de quien lo mira, la posibilidad
de un mundo nuevo, lanza una esperanza al decir … “Nuestra verdad posible tiene
que ser invención, es decir escritura, literatura, pintura, escultura,
agricultura, piscicultura, todas las turas de esta mundo. Los valores turas, la
santidad una tura, la sociedad una tura, el amor pura tura, la belleza tura de
turas”(Cortázar, 1963)
Con
estas palabras se establece un orden humano de relaciones, de comparaciones,
designaciones, que aunque comunes en lenguaje son diferentes en interpretación,
apreciación y comprensión, forjándoles una dignidad como objeto de estudio.
La
lectura de ficción es una droga; el lector de ficción es un adicto, dice Juan
Gabriel Vázquez, como toda adicción, cualquier intento por explicarla es
necesariamente limitado, porque tarde o temprano se topara con el mundo de lo
irracional. Leer novelas, dice Philip Roth, “es un placer profundo y singular,
una apasionante y misteriosa actividad humana que no necesita mas justificación
moral o política que el sexo”, afortunadamente la lectura nunca me fue presentada
como algo saludable o provechoso como lo es el ejercicio o el brócoli,
simplemente como un placer que no exigía ninguna explicación aparente igual que
el sexo, tal vez por eso mi adicción.
Hola,
soy Andrés y soy Lecto-adicto, Cine-adicto, Melómano y sexualmente activo.
Así
es que mi vida ahora la he dedicado a escribir, (¿porque a escribir, no que es
lecto-adicto?, en respuesta a esto remitirse a Borges, Ensayo sobre la
escritura, 1958) recientemente en un gesto de solidaridad una personita
clausuro mi maquina de escribir, a lo que reaccione con la impasividad que me
acompaña desde que intento ser civilizado, así mismo como con una sonrisa
complaciente. Hermosa, apenas te vayas seguiré escribiendo con la sentencia
pegada en la maquina, igual que funcionan los bares manteniendo la cinta de
cierre por salubridad. Y es que en este ejercicio he descubierto, como dice
Vargas llosa, la verdad de las mentiras. He descubierto la verdad poética. Es
que escribir como leer es para dejar nuestra atención y nuestra conciencia en
manos de alguien que nos llevara a buenos lugares, leemos para ser poseídos,
escribimos para poseer la particular manera de conocer el mundo que es una
ficción literaria.
Es
que ser lector hoy es distinto, y su actividad (lo que hace y deja de hacer al
leer) es distinta, por una razón que es inseparable de su crisis, de su conflicto
con este mundo nuestro: este lector esta solo.
La
lectura en soledad es profundamente subversiva, y así se ha entendido ya de
algún tiempo para acá: es en la soledad de sus respectivas lecturas que el
Gusano de Bolaño se entremete en las librerías para robarlos, a los libros, y
decide quien es y así pierde el control sobre su vida; para fingir locura por
primera vez; Hamlet se pasea con un libro en la mano, y sin duda la imagen
tiene éxito, porque su madre exclama al verlo: “El pobre infeliz viene leyendo”.
Así es este vicio es solitario. Lo cual lo hace doblemente sospechoso. La lectura
es una actividad para descreídos sociales; el lector es un escéptico social, diríamos
–literalmente- un antisocial. Proust, asiduo habitante de bailes y salones y
otros ámbitos de intercambio en sociedad, escribe sin embargo en este librito
delicioso que es sobre la lectura:
Lo
que diferencia esencialmente a un amigo de un libro no es en su mayor o menor
sabiduría, sino la forma en que nos comunicamos con ellos, pues la lectura, al
contrario de la conversación, consiste para cada uno de nosotros en establecer
comunicación con otro tipo de pensamiento, pero permaneciendo todo el tiempo
solos, es decir gozando todavía de la potencia intelectual que tenemos en la
soledad y que la conversación disipa inmediatamente.
Con
mayor o menor sentido de culpa he observado a la gente que me rodea, que
aparentemente me quiere o quiere compartir su tiempo conmigo, observo a
familiares y a amigos o a conocidos que me interesan y que podrían llegar a ser
mis amigos, escucho sus solicitudes o invitaciones y sus generosas ofertas de
conversación y compañía, les he agradecido en silencio o de manera explicita
les he dicho lo de Bartleby: “Preferiría no hacerlo”. Prefiero irme al apto,
irme a la biblioteca o a la silla del café, lo he dicho en algunas ocasiones
pensando todo el tiempo en el volumen que me espera, en las horas de dicha que
tengo por delante. Dicha que puede ser intelectual o moral o, como quería
Nabokov, estética (para Nobokov no leemos con el corazón, ni siquiera con el
cerebro, sino con la columna vertebral, pues allí es donde se produce el
cosquilleo que delata la presencia de la gran literatura); pero siempre vendrá,
por lo menos en parte, como consecuencia de la soledad del lector.
En
un mundo donde los proselitismos nos persiguen con terquedad admirable, un
mundo donde todos – las religiones, los partidos, la publicidad- intentan todo
el tiempo convencernos de algo, la literatura es el lugar donde nadie quiere
convencernos de nada: el lugar donde somos verdaderamente libres. (Vázquez,
2009)
“Todo
lo que puede hacer” dice Proust, en una especie de lamento: “todo lo que debe
hacer” dice Vázquez, en una especie de sentencia, “todo lo que pasa” digo yo,
constatando que las grandes novelas nunca han dado respuestas: es que se han
limitado a hacernos las preguntas mas inteligentes o mas interesantes que se
puedan encontrar. Allí, en las horas de lectura, pintura, escritura, en las
horas de las turas, recupero o recuerdo aquellas cosas – ideas, emociones,
pequeñas o grandes verdades – que son permanentes, que son parte de mi
condición y que la distracción de la vida me ha hecho perder de vista. Por un
momento siento que entiendo, siento que me entiendo. Y eso sucede allí, en la
soledad de las turas, mientras los no adictos toman una siesta.
Ahora
es tiempo de escribir la tesis.
"una personita en un gesto de solidaridad clausuró mi máquina de escribir. .." NO LE QUITEN LA JERINGA AL ADICTO!! Ah, a propósito: para el café pendiente ya sé la respuesta por anticipado: preferiría no hacerlo? ?
ResponderEliminarmi querida, para el café pendiente, tengo la copia del relato "el arte del olvido" listo para correcciones recién salido de mi "jeringa", es decir no se me haga la loca.
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