Martes,
1:00 pm, a espaldas del cementerio central la búsqueda de cal es
imprescindible, así como la ausencia de la misma. La imposibilidad de
conseguirla entre lapidas y mármoles es cada vez mas determinante. Sin embargo
Doña Luisa, quien ha atendido el deposito mineral “Neira” por mas de 20 años es
invaluable, dice que hace mas de 2 años la cal no se consigue sino por bultos y
que lo único que le puede hacer un símil es la marmolina, parece lógico,
residuos de las rocas que traen de los cantones y que venden desde 1 kilo en
adelante.
La
marmolina entonces demarcara el residuo del camino, camino que la acción que
les relatare a continuación pretende, en la mente de este narrador se repiten
una y otra vez las premisas que determinaran la acción propuesta para las 3:00
pm en la plazoleta de Lourdes:
- 1. El camino se hace andando.
- 2. Los recorridos del transeúnte común por la plaza serán evidentes por la marca que deje tras de el o ella la marmolina en el piso de la plaza.
- 3. Cada transeúnte debe dar su permiso para ser acompañado en el recorrido.
- 4. Sin permiso no hay recorrido, ni residuo, ni camino.
- 5. El recorrido se enmarca en los limites de la plazoleta.
- 6. Una vez se termina un recorrido, se espera que otro transeúnte lo lleve en una nueva dirección.
- 7. Tiempo de la acción 40 minutos.
- 8. El recorrido será visible el tiempo que el viento, los mismos transeúntes o las condiciones climáticas permitan el polvo de marmolina en el suelo.
- 9. Los recorridos son efímeros, así como su evidencia.
- 10. Todo esta en construcción.
2:00
pm, llueve. La espera es necesaria pues la acción se ve en peligro de acabarse
sin haber empezado, los recorridos no serán evidentes en ningún momento si la
lluvia persiste. El haber conseguido el material de trabajo en un cementerio
parece dictaminar la muerte de la acción cual aborto accidental.
3:00
pm. La lluvia parece disminuir; un café y un cigarro son necesarios para
recitar cual oración las premisas de la acción, que se seque rápido el piso,
pienso en voz alta. Las palomas que se resguardaban en la puerta de la iglesia
parecen haber despertado de su letargo Bogotano, es buen augurio, no lloverá en
un rato mas. Las sombrillas se mantienen sobre las chazas de los asiduos
trabajadores ambulantes de la plaza, los hippies en la callejuela que da a la
11 con 63 parecen sonreír al extender sus mantas con collares de pedrería y las
manillas de sueños que se anudan en las muñecas de desprevenidos y enamorados.
3:15
pm. Una montoncito blanco en el suelo demarca el inicio de la acción, las miradas
de quienes me rodean interrogan al reguero que se dispone a demarcar la plaza,
las palomas intuyen un alimento poco común para sus sistemas digestivos
empedrados de desechos y uno que otro maíz que los visitantes a la plaza se
regodean en botarles por $500 el paquetico. Los primeros en aceptar mi compañía
son dos chicos del Colegio Simón Rodríguez, la velocidad con que caminan es
directamente proporcional a la velocidad con que responden a mis preguntas, en
30 segundos pude saber de que colegio eran, que estaban en 8vo grado, que la
materia mas difícil era algebra y que iban camino a comprar un juego de play
que tenia la tercera versión en estreno. El recorrido es sorprendido por bombas
y un cartel, además de una felicitación y un regalo por ser el dia del hombre,
los tres lo recibimos, mientras se continua el recorrido en medio del
desconcierto que produjo estas situaciones para los desprevenidos estudiantes.
La
espera para el siguiente recorrido es mayor, la desconfianza en el rostro de la
gente es notable, el hecho de ser abordados por un personaje con una bolsa de
polvo blanco en las manos parece aterrador y la propuesta de ser acompañados en
su transitar por la plaza es, al parecer, un acto de la inhalación de dicho
polvo.
Dicho
esto, la proximidad de un par de jóvenes en corbata y con zapato lustrado,
llama mi atención, me dirijo a ellos con un hablar rápido y una sonrisa en mi
rostro, la amabilidad, pienso, a de ser el vehículo para entablar una complacencia
de 30 segundos por la plaza. Ellos impulsadores de una marca de cosméticos para
hombre, disponen su tiempo y su confianza para hacer el recorrido, uno de
ellos, el mas joven (no recuerdo la edad exacta) decide demarcar el recorrido
el mismo, toma la bolsa de marmolina en sus manos y se dispone a caminar, el
otro cual investigador de Scotland Yard, decide interrogarme mientras
acompañamos el recorrido, ¿por qué?, ¿para que? y ¿eso que es?, preguntas
recurrentes en la sociedad cuando se presentan acciones que rompen con la
rutina cotidiana, al parecer la funcionalidad y el deber ser de las acciones
humanas es determinante en el vivir, en el “buen” vivir. Las respuestas de
acuerdo a las premisas antes mencionadas les llama la atención pero no les
convence, la sonrisa en sus rostros lo evidencia, pero el juego, el hecho y la
ruptura de su línea cotidiana les causa cierta satisfacción que no podría
describir, después de disponer un circulo alrededor de la persona que me
acompañaba haciendo el registro de la acción, ellos deciden posar en un par de
tomas para la posteridad y deciden intercambiar roles, no sin antes hacerme
probar la crema post-afeitado y la colonia para hombre con aroma seco. Me
preguntan finalmente ¿ahora que? a lo que respondo, - esperar a alguien mas -,
el detective decide entonces tomar la bolsa con marmolina y cual padre
responsable dictamina con voz fuerte pero calma, - venga lo llevo al otro lado,
donde haya mas gente-, la despedida al igual que con los estudiantes se da con
un apretón de manos y un hasta luego.
Los
recorridos en adelante fueron menos amistosos, diría yo fugaces, pues pese a la
rapidez de la acción el sentir una compañía desconocida y que además marca el
camino por donde se anduvo era bastante sospechosa, la estrategia de abordaje
muta según la persona y pese a asegurar las buenas intenciones de mi acción a
cada uno, el paso se acelera en un 200% promedio. Esto hace que la acción no
sea una compañía sino que parezca una persecución, el camino de la persecución.
Sin embargo el transito es cada vez mas evidente, el transito del señor de mas
de 60 años que solo respondió con una sonrisa durante el recorrido, el de la
señora que tenia la provocación de golpearme con la cartera, el del desempleado
que prácticamente salto cuando me le acerque con a bolsa de polvo en mis manos,
el de la pareja de estudiantes, él de física y ella de psicología de la Konrad
Lorenz, quienes preguntaron sobre mi profesión y decidieron un …. Ahhh claro, cuando
les dije artista visual. El de los dos jóvenes con pintas de estar en un viaje alucinógeno,
uno miguel muy amable y en contacto visual constante y el otro totalmente
ausente de la conversación pero alerta de la acción. El recorrido del
repartidor de domicilios de olímpica y la siempre y amada compañía de las
palomas. Que habría sido de mi sin ellas y sin la mirada acusadora de mas de
uno que creyó que las estaba envenenando.
El
tiempo paso acorde a la premisa 7, se acercaron las 4:00 pm y la marmolina
disminuyo en la bolsa hasta unos cuantos granos, la experiencia había resultado
en una serie de cuestionamientos que me inquietan hasta hoy; ¿qué habría pasado
por la mente de las personas que no aceptaron una compañía desinteresada?¿la
desconfianza reside en lo mas profundo del alma humana o solo es un acto
reflejo de la misma sociedad?¿el transeúnte es consciente de su camino en la
vida? O ¿simplemente camina? ¿cuántas historias podrían haber colmado este
relato si nos regaláramos 30 segundos de
camaradería con un ser humano cualquiera?¿habría sido mas efectivo si usara
otro dispositivo para dispersar el polvo?¿y si fuera mas tiempo, en que horario
habría tenido mas participación? ¿habría podido dejar blanca la plaza en un día
de acción? ¿Habrá muerto alguna paloma por intoxicación? ¿a quienes acompañe,
llegarían a contar a casa ese chazco de 30 segundos en la plaza de Lourdes?¿lo
recordaran?...
4:15
pm, la plaza ha sido trazada de esquina a esquina, un circulo impertinente en
un costado hace juego con la golosa que esta demarcada en la plazoleta, así
como la línea de palomas que disfrutan de la marmolina, ha de ser rica en
calcio, mientras se desaparece entre el viento y los picotazos, así como se
desaparecen los recorridos diarios de los que transitamos la ciudad sin percatarnos
que hay quienes siguen nuestros pasos, con la impertinencia de no mirar atrás y
saber que es lo que hemos dejado, es tan difícil ponerse en los zapatos del
otro.
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